La Muerte y las Redes Sociales: El Más Allá Digital que nos Espera


¿Qué pasa con nuestro perfil de Facebook cuando morimos? ¿Quién hereda nuestras conversaciones privadas, nuestras selfies con filtros de perrito, nuestras playlists apocalípticas de Spotify? 

 

En el siglo XXI, la muerte ha dejado de ser solo un misterio metafísico o un evento biológico. Ahora también es una cuestión de ciberseguridad, privacidad y legado digital. Y como buenos habitantes de La Vereda Oculta, nos fascina explorar este nuevo cruce entre el mundo de los vivos, los muertos… y la nube.

Vivimos conectados, comentando y compartiendo fragmentos de nuestras vidas como si el tiempo fuera infinito. Pero incluso en el universo digital, la muerte tiene sus algoritmos. Hay perfiles que continúan activos tras la partida de sus dueños, mensajes programados que se publican post mortem y cuentas convertidas en memoriales digitales, como tumbas virtuales que siguen recibiendo likes desde el más allá. Algunos lo llaman "ghosting digital" en su forma más literal.

 

El nuevo luto: duelo en la era de Instagram

Antes, el duelo era una experiencia íntima, familiar. Hoy se vive en tiempo real y con filtros de Valencia. Tras la muerte de alguien, sus redes sociales pueden transformarse en espacios de homenaje, catarsis colectiva o incluso de conflicto. Mensajes de despedida, publicaciones con fotos antiguas, hashtags de eternidad... el luto se ha digitalizado.

Investigaciones realizadas por el socólogo Tony Walter (Universidad de Bath) señalan que las redes han transformado profundamente la forma en que nos relacionamos con los muertos. Las plataformas digitales permiten una comunicación simbólica constante con los fallecidos, dejar comentarios en sus perfiles, etiquetarlos en recuerdos, publicar en sus muros. Esto puede ayudar a procesar el duelo, pero también abrir interrogantes éticas y psicológicas, ¿hasta cuándo seguir hablando con alguien que ya no está?


Aunque suene a capítulo de Black Mirror, ya existen servicios que permiten programar mensajes póstumos. Desde simples despedidas hasta instrucciones detalladas sobre qué hacer con nuestras redes sociales, los usuarios pueden elegir dejar su voz resonando en la eternidad digital. Esto, claro, plantea dilemas inquietantes: ¿Está bien seguir recibiendo mensajes de alguien que ha muerto? ¿A quién pertenecen esas palabras? ¿Es consuelo o perturbación?

Uno de los ejemplos más curiosos de esta tendencia es la red DeadSocial. Aunque actualmente se encuentra en proceso de renovación, esta plataforma permitía a los usuarios programar mensajes para ser publicados tras su muerte. Podías dejar videos para tus seres queridos, consejos para tus hijos o incluso bromas finales para tus amigos. Como una suerte de testamento emocional, DeadSocial nos dejaba ver que incluso en la muerte, podíamos mantener cierta actividad sobre nuestra narrativa digital.


El legado digital: ¿qué dejamos cuando nos vamos?

Al morir, no solo dejamos bienes materiales. También dejamos correos, videos, memes, cuentas de Netflix y fotos en la playa con descripciones crípticas. Todo eso constituye lo que hoy se conoce como "legado digital". ¿Quién debe gestionar ese legado? ¿Se hereda como una propiedad más, o pertenece a la memoria colectiva?

En algunos países, como Alemania, ya existen leyes que consideran que las cuentas de redes sociales pueden ser heredadas por los familiares. En otros, como Estados Unidos, Facebook permite que designes un contacto heredado que administre tu perfil tras tu muerte. Pero la mayoría de nosotros no piensa en eso mientras sube stories de su desayuno.

¡Y sin embargo deberíamos! La muerte digital está aquí, y no discrimina si usas TikTok o apenas acabas de entrar a Threads.

 

Ghosts in the Machine: fantasmas virtuales en redes sociales

Hay perfiles que siguen activos, movidos por familiares o por automatismos de las plataformas. Cuentas de celebridades fallecidas que siguen generando ingresos, influencers que "vuelven" gracias a la inteligencia artificial, o bots que imitan patrones de escritura de quienes ya no están.

Incluso existen relatos de usuarios que aseguran haber recibido mensajes de WhatsApp de un contacto ya muerto, o sugerencias de amistad en Facebook con personas fallecidas. ¿Fallos del sistema o ecos digitales del más allá? No lo sabemos con certeza, pero alimenta la hipótesis de que nuestras huellas digitales pueden adquirir vida propia.

No son pocos los investigadores que han teorizado sobre la posibilidad de preservar la conciencia mediante la digitalización de la mente. Aunque suene a ciencia ficción, iniciativas como la del proyecto ruso 2045 Initiative buscan transferir la mente humana a soportes artificiales para alcanzar una suerte de inmortalidad tecnológica. Empresas como Replika o HereAfter.ai exploran formas de crear avatares conversacionales que simulan la personalidad del fallecido a partir de sus datos digitales.

En otras palabras, ya no solo se trata de dejar mensajes, sino de prolongar una versión de uno mismo. Una presencia digital que podría continuar "viviendo" indefinidamente. Esto nos deja algunas incógnitas... ¿estamos preparados para hablar con una inteligencia artificial que simula a nuestra madre muerta? ¿Cuánto de esa entidad sigue siendo ella, y cuánto es solo una proyección basada en datos?



La muerte en la era del algoritmo

Los algoritmos también deciden qué verás el día que mueras. Si no dejas instrucciones claras, tus cuentas podrían permanecer abiertas, ser eliminadas automáticamente o incluso ser reutilizadas. En 2019, Google presentó su "Administrador de cuentas inactivas", que permite definir qué debe pasar con tu cuenta después de cierto tiempo de inactividad. Facebook, por su parte, convierte el perfil de un usuario fallecido en un "memorial" si se notifica la defunción.

Sin embargo, muchos usuarios no saben cómo acceder a estas funciones o simplemente las ignoran. La falta de una educación digital sobre la muerte deja a millones de perfiles flotando en la red como barcos fantasmas, sin rumbo ni timonel.


Conversaciones con los muertos: ética, espiritualidad y necesidad

En muchas culturas, hablar con los muertos forma parte de rituales ancestrales. Desde el día de muertos en México hasta las sesiones espiritistas del siglo XIX, siempre hemos buscado formas de mantener el vínculo con quienes se han ido. Las redes sociales, sin proponérselo, han reactivado esa necesidad.

Pero el contacto digital con los muertos también puede ser una fuente de ansiedad o de dependencia emocional. Psicólogos como John Troyer (Centre for Death and Society, University of Bath) advierten sobre el riesgo de vivir en un duelo perpetuo alimentado por la posibilidad constante de revisar perfiles, mensajes y recuerdos digitales.

Lo digital, entonces, no reemplaza al ritual, pero lo transforma. Y con ello transforma también nuestra relación con la muerte.

DeadSocial, como mencionamos antes, es uno de los experimentos más audaces en esta frontera. Aunque actualmente se encuentra en proceso de actualización (su versión v2 fue anunciada en 2018), su propuesta sigue siendo relevante: permitir a los usuarios gestionar su legado digital mediante la programación de mensajes que se publicarán tras su muerte.

El sitio ofrece también recursos sobre planificación digital póstuma, descargables, tutoriales y guías para preparar el propio final desde una perspectiva tecnológica. Puedes registrarte para obtener acceso anticipado a la nueva versión y explorar las herramientas que ofrecen para enfrentar el final con humor, responsabilidad y creatividad.

¿Estás listo para morir digitalmente?

Como podemos ver, la muerte ya no es solo una transición biológica, es también un evento digital. Y como todo evento digital, puede ser gestionado, planificado y hasta personalizado. No se trata de perderle el respeto a la muerte, sino de comprender que en esta era conectada, incluso los fantasmas tienen perfiles.
 

¿qué quieres que pase con tu legado digital cuando ya no estés? ¿Quieres convertirte en un bot, dejar mensajes programados, o simplemente desaparecer sin dejar rastro?

Sea cual sea tu elección, quizás es momento de tomarla. Porque en la era de los datos, la inmortalidad ya no es un sueño alquímico… sino una posibilidad con WiFi.

 

La Muerte y las Redes Sociales: El Más Allá Digital que nos Espera  La Muerte y las Redes Sociales: El Más Allá Digital que nos Espera Reviewed by Angel Paul C. on mayo 05, 2025 Rating: 5

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