Satanás en los Escenarios: Rebeldía, Símbolo y Simulacro

 

Pensé mucho para incluir en La Vereda Oculta una sección en la que hablaramos de un género musical que algunos consideran extinto. Afortunadamente todavía veo muchos jóvenes con playeras de Iron Maiden y Black Sabbath por la calle con sus largas cabelleras tras la espalda. Eso me hace pensar que hay esperanza para el futuro...

 

Yo soy un metalero de la vieja escuela que no se cansa de mover el cráneo al ritmo de los poderosos riffs de las guitarras, aunque claro, ya no como antes. Y quizás no lo crean, pero fue el metal lo que me llevó al ocultismo y después al mundo del misterio, así que, puedo decir que es este género musical el responsable de que me desvele escribiendo y luchando con tener un mejor sonido para el podcast de esta semana.

 

No hablaré de la historia del metal ni haré reseñas discográficas, pero creo que hay mucho que decir sobre el simbolismo utilizado en las letras de canciones y portadas de discos, más allá de lo que nos dicen estos ritmos malditos. Así que, de vez en cuando se encontraran con un artículo de estos...

 

Los antiguos sabían que el sonido abría portales. Que ciertos ritmos podían desgarrar la realidad como una tela vieja. En las cavernas primitivas, los tambores ya hablaban con los dioses; en los ritos dionisíacos, la música arrastraba al delirio y al éxtasis. No es coincidencia que las culturas del poder siempre hayan temido a la melodía libre, a la armonía profana, al grito del pueblo convertido en arte. Y no fue distinto con el rock, ni mucho menos con el metal, esa deidad pagana nacida de la furia industrial y el desencanto de las masas.

Cuando el diablo subió al escenario, no vino en forma de pacto, sino de protesta. Black Sabbath no le rendía culto, le quitaba la careta. Judas Priest no invocaba demonios, invocaba la voluntad. Slayer, Venom, Mayhem... todos ellos hablaban en un lenguaje que escandalizaba a los guardianes de la moral, no porque adoraran al Maligno, sino porque lo reconocían como parte de la experiencia humana. El metal no vendía miedo, vendía verdad.

Pero los siglos giran, las modas mutan, y el fuego se convierte en LED. Hoy, los mismos símbolos que quemaban iglesias aparecen en los videoclips más vistos de YouTube. El ojo que todo lo ve, los cuernos del macho cabrío, los triángulos invertidos, los rituales estilizados con bailarines y trajes de gala. Lady Gaga sangra en un escenario, Doja Cat aparece coronada con antorchas y piel carmesí. Todos juegan a lo oculto, todos bailan con Satán, pero ninguno escucha lo que dice.

La diferencia es brutal, en el metal, el diablo es símbolo de ruptura. En el pop, es "utilería". La rebeldía ha sido empaquetada, esterilizada, transformada en accesorio para generar clics y escándalo entre señoras de Facebook. Y mientras eso ocurre, el espíritu que gritaba desde las entrañas se ahoga entre filtros, efectos y coreografías de TikTok.

Muchos han querido decir que todos trabajan con la élite, que cada uno de esos artistas pop está poseído por entidades o cumple rituales para pertenecer a una secta global. Pero eso sería darles demasiado crédito. No hay magia en lo que hacen. No hay peligro real. Es un simulacro de oscuridad, una caja vacía pintada de negro. Porque el verdadero ocultismo exige compromiso, conocimiento, abismo. Y ellos sólo ofrecen humo de escenario.

La ironía es esta, "el metal fue perseguido por hablar en serio. El pop es aplaudido por jugar con lo sagrado sin entenderlo". Hay más profundidad en un riff de Bathory que en toda la discografía de quienes se disfrazan de herejes para vender perfumes y colaboraciones.

Y sin embargo, el mundo sigue girando. El algoritmo decide lo que existe. La juventud se alimenta de luces y no de llamas. El resultado es una generación desarraigada, sin una música que los represente, sin una estética que les exija algo. Y ahí es donde esta liturgia tiene sentido. Porque cada canción verdadera es un exorcismo. Cada banda que se niega a arrodillarse ante las tendencias es un acto de brujería sonora. Liturgia Sónica, como he nombrado a esta sección, nace como eso, un altar al arte que duele, que muerde, que arde.

Hablaremos de álbumes malditos, de letras que sangran, de bandas que desafiaron al mundo entero. Pero también desmontaremos los falsos profetas, los decorados góticos de cartón piedra, los símbolos usados como stickers. "No porque odiemos lo nuevo, sino porque recordamos lo real".

Esta no es una sección para melómanos tibios. Es para quienes han sentido cólera en los oídos, para quienes se iniciaron en la oscuridad no por moda, sino por sobrevivencia. El metal no es satánico. Es humano. Es sagrado en su honestidad brutal. Y como tal, merece un espacio donde se le escuche con respeto, no con nostalgia.

Que esta primera entrada sirva como exordio. Desde aquí, la palabra será un estallido y el sonido, una ceremonia. Los invito a entrar, pero no les prometo salida. Porque la música, cuando es verdadera, no se escucha, se sobrevive.

 

Les comparto un video de una banda legendaria que para muchos, fue el origen del sonido estridente del metal, género que ha sido satanizado y relacionado con el ocultismo. 

 

Este video no es solo una presentación en vivo. Es un documento histórico. En 1970, cuatro jóvenes, hijos de obreros de Birmingham, canalizaron el miedo, la paranoia y la angustia de una generación marcada por la guerra y lo convirtieron en una misa profana. Así nació el heavy metal, y lo hizo invocando directamente el imaginario ocultista, no como propaganda, sino como reflejo de lo que la sociedad temía ver en sí misma.

Ozzy parece poseído. Tony Iommi rasga los acordes como si fueran cuchillas de otro mundo. El ambiente está cargado de una tensión que hoy, más de cinco décadas después, sigue siendo palpable. La lluvia, los truenos, la distorsión... todo está aquí. Es "El génesis del sonido maldito".

 

 

Imagen de encabezado por Jerry en Pixabay

Satanás en los Escenarios: Rebeldía, Símbolo y Simulacro Satanás en los Escenarios: Rebeldía, Símbolo y Simulacro Reviewed by Angel Paul C. on junio 14, 2025 Rating: 5

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