Nebiros: El Inspector de los Cadáveres, el Ojo Putrefacto del Infierno


En los registros más oscuros del Gran Grimorio, aparece un nombre que rara vez se menciona sin un estremecimiento: Nebiros, también conocido como Naberius o Nebirus según la tradición demonológica francesa. Dentro de la jerarquía infernal establecida por Lucífugo Rofocale, este demonio ocupa una posición de poder y vigilancia, descrito como el mariscal de los ejércitos del infierno y, más concretamente, como el inspector de los cadáveres y de los campos pestilentes.

Su presencia marca la frontera entre la corrupción y la vigilancia; entre la descomposición del cuerpo y la permanencia del alma. Nebiros observa, analiza, diseca, y en su mirada yace el conocimiento de lo inevitable.

 

El puesto de Nebiros en la jerarquía infernal

En el Gran Grimorio, Nebiros se presenta como uno de los siete grandes príncipes bajo el mando de Lucífugo Rofocale. Mientras Satanachia domina los pactos carnales y Agaliarept la diplomacia infernal, Nebiros cumple una función más fría y clínica, es el supervisor de la muerte física.
 

En algunos textos, se le confía el mando sobre los ejércitos de espíritus que vigilan los cementerios, las enfermedades y los procesos de putrefacción. Su jurisdicción abarca, simbólicamente, los límites entre la carne y el polvo, entre el alma y la sombra.

El Dicconnario Infernal de Collin de Plancy (1818) lo describe como un demonio que enseña filosofía, retórica y las artes oscuras de la necromancia, una combinación que revela su doble naturaleza, un científico del más allá y un orador de lo prohibido.

Algunos grimorios lo asocian con Marbas, otro demonio médico y cirujano infernal, sugiriendo que Nebiros actúa como una especie de inspector o auditor de las obras de los demonios encargados de las pestes y enfermedades.

 

Nebiros y la ciencia de la corrupción

El nombre Nebiros proviene probablemente de una deformación de Naberius, demonio que aparece en el Ars Goetia como el “gran marqués que enseña todas las artes y restituye el honor perdido”. Sin embargo, la figura del Nebiros del Gran Grimorio es mucho más oscura y específica.

Se le describe como un espíritu de la podredumbre, maestro de la alquimia cadavérica, el proceso mediante el cual la muerte se transforma en materia fértil. Según ciertos tratados ocultistas del siglo XVIII, Nebiros enseña “la descomposición útil”, es decir, el arte de reconocer en la corrupción el ciclo vital del universo.

Su dominio está relacionado con la entropía cósmica, esa fuerza que disuelve toda forma para dar paso a otra. Desde esta perspectiva, Nebiros no es solo un demonio de la muerte, sino una entidad que regula el equilibrio entre el fin y el inicio, lo que lo convierte en un símbolo de conocimiento prohibido, el que comprende que todo renace a través de la descomposición.

 

Iconografía y representación

A diferencia de demonios más antropomórficos, Nebiros suele representarse con un aspecto decrepito y marchito, mitad humano, mitad carroña. Algunas descripciones lo muestran montando una serpiente o un corcel esquelético, con un bastón coronado por un ojo que nunca parpadea.

Su piel se asemeja al pergamino viejo, cubierta de runas que parecen moverse como gusanos, y sus ojos son negros, hundidos, con un brillo enfermo que parece ver más allá de la carne. No obstante, en ciertas versiones más modernas, se le retrata vestido como un inquisidor o médico renacentista, con una máscara similar a la de los doctores de la peste una alegoría perfecta de su función como vigilante de la corrupción y la enfermedad.

Nebiros no porta armas, porque su poder es el conocimiento absoluto del deterioro, sabe cómo deshacer, cómo pudrir, cómo debilitar. En algunos textos se dice que puede hacer enfermar o paralizar a quien lo invoque sin respeto, y que su presencia se manifiesta con un hedor intenso, como si el aire se impregnara de sepulcro.

 

Nebiros y la dimensión filosófica de la muerte

A nivel simbólico, Nebiros representa la aceptación lúcida de la descomposición. Donde otros demonios seducen o destruyen, él expone la verdad oculta del cuerpo, que la materia es transitoria y que el alma, una vez liberada, solo deja residuos en el plano físico.

Este aspecto lo conecta con la tradición hermética y alquímica, Nebiros sería, en ese contexto, el “putrefactor” del proceso alquímico, la etapa conocida como nigredo, en la que la materia se desintegra antes de ser purificada.
Así, su figura encarna la fase más temida pero necesaria del cambio espiritual, la muerte del ego, la disolución de la forma para alcanzar el conocimiento.

En ese sentido, podríamos decir que Nebiros no es un demonio del mal, sino del tránsito, de la verdad biológica y espiritual que la humanidad rehúye. Él representa la mirada que no se aparta del cadáver, la que observa el final sin negarlo.

 

 

Nebiros en la demonología moderna

En textos ocultistas del siglo XIX y XX, especialmente en los círculos inspirados por Eliphas Lévi y Stanislas de Guaita, Nebiros aparece como uno de los inspectores de la jerarquía infernal, encargado de verificar que los pactos y maleficios se ejecuten conforme a las leyes del abismo.


Se le atribuye la capacidad de detectar fraudes mágicos, castigar a los impostores y revelar los secretos más oscuros del alma humana, en particular los ligados al miedo y la decadencia.

En la demonología contemporánea, su figura ha sido reinterpretada como un símbolo de introspección radical, el enfrentamiento con la sombra interior, con los aspectos en descomposición de la psique. Bajo esta lectura psicológica, Nebiros sería el demonio de la conciencia mórbida, el que obliga al individuo a mirar su propia corrupción espiritual para renacer más fuerte.

 

El legado de Nebiros

A diferencia de otras entidades infernales que representan tentación o venganza, Nebiros enseña mediante el horror. Su sabiduría consiste en hacer visible lo que la mente humana evita, la fragilidad, el deterioro y la transitoriedad de toda forma.
Quien comprende el mensaje de Nebiros deja de temer a la muerte porque ha aprendido que el fin es solo una mutación.

En el lenguaje simbólico del Gran Grimorio, Nebiros no es un enemigo, sino un inspector del equilibrio universal. Su labor es vigilar que la corrupción siga su curso natural, que nada permanezca más de lo que debe, y que toda forma retorne al polvo del que surgió.

Así, el nombre de Nebiros resuena como un eco sombrío pero necesario, nos dice que en la putrefacción también hay sabiduría, y que la muerte, en última instancia, es el más fiel de los inspectores.

 

 

Nebiros, Naberius y Cerbero — la confusión de los nombres infernales

En la demonología clásica, el nombre Nebiros ha sido motivo de confusión durante siglos. Mientras el Gran Grimorio lo presenta como el inspector de los ejércitos infernales, señor de la peste, la putrefacción y los cuerpos en descomposición, otros grimorios —en especial la Ars Goetia del Lemegeton— mencionan a un demonio distinto, llamado Naberius, también escrito como Cerbero, Naberus o incluso Nebiros en algunas traducciones francesas.

El Naberius goético era descrito como un marqués del infierno con voz ronca y forma de cuervo, maestro en retórica, lógica y todas las artes liberales, encargado de devolver el honor y la dignidad a quienes los habían perdido.
Esta descripción, más erudita que macabra, contrasta con el Nebiros del Gran Grimorio, cuyo poder se relaciona con los cadáveres, los campos de batalla y la vigilancia sobre los ejércitos demoníacos.

La confusión se acentuó en el siglo XIX, cuando los compiladores franceses como Collin de Plancy fusionaron ambas figuras bajo un mismo nombre, vinculándolas también al Cerbero mitológico, el guardián del inframundo griego.
Desde entonces, Nebiros, Naberius y Cerbero han sido intercambiados según la fuente, generando una amalgama simbólica: un demonio que representa, al mismo tiempo, la corrupción del cuerpo y la elocuencia del alma.

Por tanto, al referirnos a Nebiros dentro del contexto del Gran Grimorio, debemos entenderlo como el general de la descomposición y las sombras, no como el noble orador goético ni el perro tricéfalo del Hades.
 

Tres nombres, tres tradiciones… un solo símbolo: la voz que emerge entre los muertos.

Nebiros: El Inspector de los Cadáveres, el Ojo Putrefacto del Infierno  Nebiros: El Inspector de los Cadáveres, el Ojo Putrefacto del Infierno Reviewed by Angel Paul C. on diciembre 15, 2025 Rating: 5

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